Los legisladores republicanos consideran a Tik Tok una amenaza para la seguridad nacional e intentan prohibir su uso en teléfonos de funcionarios gubernamentales
Tik Tok ya es la app que más rápido crece en todo el mundo. La plataforma de origen chino tiene 1000 millones de usuarios, un 10% de ellos en EEUU. Su expansión es imparable, pero sobre todo es rápida. Su nivel de adopción supera al que tuvo Twitter o Facebook en sus inicios.
Washington ve en esta app una excusa para desarrollar el colonialismo tecnológico. La acusa de espionaje y de ser un peligro para la seguridad. Se trata de impedir que China se haga con sus datos, pueda escanear miles de archivos o acceda a la privacidad de decenas de millones de norteamericanos.
Tik Tok es una “sofisticada aspiradora” recopila información del usuario, conoce sus preferencias y observa lo que busca en la red. Sabe dónde vive, cuando es su cumpleaños y en que comercios compra. La app es además capaz de determinar que problemas de salud tiene un usuario, a que destino turístico va a viajar o con quien se relaciona habitualmente.
Esta capacidad de recopilar datos tiene límites muy extensos. Accede a nuestro GPS y sabe por donde nos movemos, que lugares visitamos y con quien nos relacionamos generando un big data que luego puede explotar.
Tik Tok también se ha convertido en epicentro de actividades ciberdelictivas. Algunos ciberdelincuentes aprovechan la app para introducir malware, obtener copia de mensajes o monitorizar los movimientos del usuario sobre el mapa.
Se han reportado apuestas peligrosas, existencia de perfiles falsos y espionaje empresarial. Como no también se utiliza para divulgar fake news, lanzar ataques reputacionales y dañar la reputación de terceros.
Pero no todo es negativo. Esta red también se utiliza como eficiente medio para la búsqueda de desaparecidos, la resolución de crímenes o la localización de fugitivos. Ayuda a las autoridades a resolver casos, luchar contra el terrorismo o proporcionar información sobre delincuentes.
Sus datos están almacenados fuera de China, en una empresa norteamericana del estado de Texas. Con este modelo sus directivos logran que Tik Tok no esté sujeto a las restrictivas leyes chinas. Recientemente la empresa ha anunciado planes para construir un centro de datos de 420 millones de euros en Irlanda potenciando así su futura influencia en Europa.
Mientras que en EEUU negocia su continuidad en el país la UE ya ha lanzado advertencias a la app. Europa no se siente cómoda con la manera en la que Tik Tok gestiona la privacidad de sus usuarios y deberá mejorar este principio para poder tener proyección en el mercado.