Los niños también son actores de la moderna ciberdelincuencia. El ciberacoso, la piratería digital o el hacking son algunas de sus prácticas más comunes
El estudio del cibercrimen no debe obviar que jóvenes y adolescentes se han convertido en protagonistas de malas prácticas en línea. Son ciudadanos a quienes les atrae la emoción de explorar lo desconocido. La fascinación tecnológica y el deseo de ir más allá les lleva a pisar el acelerador y a tomar decisiones sin ser conscientes de sus consecuencias.
En EEUU una niña llamada Betsy Davies de tan solo 7 años de edad demostró cómo haquear el lap top a través de una WiFi en solo 10 minutos. Otro niño llamado Eliot Gunton pirateó el proveedor británico de Internet TalkTalk vulnerando más de 150.000 cuentas de abonados.
La Agencia Nacional del Crimen (NCA) en UK informó de la existencia de un número creciente de estudiantes especializados en ataques DDos con una edad media de tan solo 15 años.
Es frecuente que el menor se acerque a la red expresando latencias internas a través de prácticas como el gamberrismo electrónico. En la red existen miles de tutoriales y sitios web donde adquirir conocimientos en materia delictiva.
Padres y educadores deben fomentar la formación en valores y enseñar a sus hijos a comportarse de manera responsable. Deben velar para promover las conductas irrespetuosas, utilizar un lenguaje correcto en redes sociales, reducir la desinformación y evitar el acceso a contenidos inadecuados.
Los sistemas de detección temprana son otra variable. Es importante supervisar las actividades digitales y detectar conductas potencialmente sospechosas.