Instagram, Facebook o TikTok se convierten en los principales escenarios para este tipo de fraudes
Los “sugar daddies” son hombres bien situados, de edad y madura y alto poder adquisitivo. Ofrecen dinero o regalos a cambio de compañía y se dirigen a personas más jóvenes llamadas “suggar babies”.
Esta actividad discreta y subterránea tiene su propio circuito: en la red existen sitios web, comunidades y apps especializadas en sugar dating, su función es vincular a la oferta y demanda que circula a diario en la red. Su versión femenina corresponde a las “suggar mummies” ofrecen cenas de lujo, viajes y regalos a chicos jóvenes y atractivos en un contexto en el que cada uno satisface las necesidades del otro.
Pero esta actividad también tiene su lado oscuro: cuando llega a menores de edad puede constituir una forma de “grooming” o acercamiento sexual con penas que están incluidas en el Código Penal.
¿Cómo están engañando a las víctimas? Los delincuentes prometen abrir una tarjeta de crédito en beneficio de su interlocutor, prometen pagos semanales pero en su lugar abren una línea de crédito y le endeudan al usar su identidad.
No hay que confundir a una “sugar babbye” con un escort, el primero busca un status o la compañía de un partner más joven y solo a veces dinero. En el segundo caso prevalece el ánimo de lucro.
Los ciberdelincuentes publican anuncios y prometen pagos de hasta 1000 euros semanales; solicitan un pequeño pago previo como prueba de lealtad o gastos por la transacción financiera. El estafador desaparecerá tan pronto el dinero llegue a su cuenta.
Se han especializado en apps como Instagram o Grindr, operan de manera deslocalizada y utilizan pasarelas de pago como Paypal. Convencen a sus presas para que envíen códigos que en realidad activarán funcionalidades de pago inverso.
En los casos más extremos se puede producir la manipulación psicológica o el secuestro de datos ya que aprovechan las fotos recibidas para extorsionar a la víctima.