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¿Qué es una autopsia tecnológica?

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Los teléfonos móviles se han convertido en la moderna caja negra. Son el epicentro de cualquier investigación y resultan fundamentales para conocer lo que realmente sucedió

La autopsia tecnológica es un proceso mediante el cual un terminal es analizado, desmontado y diseccionado. La finalidad es obtener información acerca de los datos que almacena, las interacciones que tuvo y los motivos que llevaron a su muerte.

Estos análisis forenses se realizan para motivos muy variados: recuperar datos perdidos; contribuir a la resolución de crímenes; esclarecer hechos delictivos; probar la existencia de programas espía y hasta localizar a personas desaparecidas.

Este proceso es parecido al peritaje informático pero se diferencia en el hecho de que en su análisis incluye otros elementos. Con independencia de los datos y el soporte físico se analizan aspectos biológicos. Es frecuente que el terminal o su funda contengan restos de comida, bebida, sudor, sangre, ADN u otros materiales capaces de aportar información muy relevante.

Las huellas dactilares que quedan impregnadas en la superficie del terminal serán determinantes para determinar que personas pudieron haber interactuado con el teléfono.

Los técnicos analizan la estructura de los tiempos de conexión. Saben a que antenas estuvo conectado, cuanto tiempo y si la pérdida de cobertura fue brusca o progresiva. Esta extracción de evidencias es minuciosa y no solo atañe al contenido digital sino también al estado de la funda, el modelo de teléfono o su nivel de batería.

Se analizan traumatismos e impactos. Se comprueba si existen daños, abolladuras o golpes que puedan describir como fueron los últimos minutos de vida de su portador.

Además es posible obtener un historial de todas las búsquedas en la red, logrando así un patrón de intereses y preferencias del usuario, conocer sus latencias e intencionalidades.

Los peritos también pueden identificar la veracidad de las llamadas recibidas, ya que aunque se realicen desde un número oculto, suelen quedar registradas en el teléfono.

Los análisis forenses permiten obtener una copia de todas las conversaciones de WhatsApp, incluidas aquellas que ya han sido borradas. Copia de todos los SMS, informe de las llamadas entrantes y salientes, videos, fotos, apps y contenido multimedia.

Certificar el ciberacoso a través de apps y mensajería instantánea, determinar si existe una suplantación de identidad, desvíos de llamadas y apps que envían discretamente los datos al exterior.

Por si fuera poco, la geolocalización permite reconstruir el recorrido casi exacto que su portador realizó. Saber si se cruzó con otras personas o si otros teléfonos se acercaron al suyo durante los hechos investigados.

La autopsia permite conocer si existe software espía instalado, esta es una petición frecuente en casos de ciberviolencia de género cuando una de las contrapartes recurre al spyware para monitorizar a su cónyuge.

Toda esta información acaba plasmada en informes forenses que se presentan ante juzgados o policía. Sirven para objetivizar miedos y evidenciar los hechos. Es frecuente que acaben en manos de jueces o en una denuncia formal ante las autoridades.

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